Donald Trump prometió “recuperar” el Canal de Panamá y para algunos sus palabras ya se están traduciendo en acciones.

A inicios de este mes, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, y el ministro de Seguridad de Panamá, Frank Ábrego, firmaron en Ciudad de Panamá un memorando de entendimiento para fortalecer la cooperación en materia de seguridad del Canal.

Hegseth afirmó que el acuerdo “restablece la presencia rotativa” de militares estadounidenses en tres bases en Panamá (Sherman, Rodman y Howard) y permite que los barcos militares estadounidenses naveguen “primero y gratis” (o “primero y libres”, dependiendo de la traducción) por el Canal de Panamá.

Con eso, EE.UU. dice que busca “contrarrestar la influencia maligna” que supuestamente tiene China en el Canal.
El memorando de cinco páginas provocó un aluvión de críticas al gobierno panameño y preguntas sobre su alcance.
Políticos opositores al presidente José Raúl Mulino y expertos independientes dicen que este socava el principio de neutralidad del Canal que está consignado en un tratado de 1977, y abre la puerta a que EE.UU. recupere el control de las bases militares que a Panamá le costó mucho recuperar.

El gobierno panameño defiende el acuerdo que firmó argumentando que no cede territorio ni interfiere con la soberanía de Panamá.

Y sobre la supuesta injerencia china, Mulino dijo: “Los chinos no son problema en Panamá. Se lo dije claramente al señor secretario [Hegseth]. Nosotros no tenemos problema con los chinos ni ellos con nosotros”.

En febrero, el presidente Mulino anunció que no renovaría un acuerdo con China que hacía parte a su país de la Ruta de la Seda, tras presiones de Estados Unidos para que reduzca la influencia de Pekín sobre el Canal de Panamá.

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