En un rápido paseo por la pequeña ciudad de Delta, en Ohio, se pueden ver casi tantas banderas de Trump como banderas estadounidenses con sus características barras y estrellas.
Y en la gasolinera cercana a la autopista de Ohio Turnpike -el peaje que comunica Chicago y Pittsburgh- los surtidores muestran vestigios del gobierno anterior, con lemas que critican duramente al predecesor de Donald Trump: “¡Quien votó por Biden me debe dinero por la gasolina!”.
Este es territorio de Trump: el republicano ganó fácilmente aquí en las elecciones presidenciales de noviembre por un margen de casi dos a uno y, aunque los mercados están agitados tras la presentación -esta semana- de aranceles globales por parte del líder, muchos habitantes de Delta y cientos de ciudades del medio oeste del país siguen apoyando los planes del mandatario.
Esos planes, que impondrían aranceles de entre el 10% y el 50% a casi todos los países, han trastocado el comercio mundial y han generado advertencias de que los precios podrían subir pronto para los consumidores estadounidenses.

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